El entrenamiento no es más que enseñar a los nadadores a tener los
mejores resultados en las peores condiciones posibles. En algunas
ocasiones se hacía nadar a los atletas jóvenes con los lentes rotos,
para que practicaran como sería nadar con los ojos llenos de agua sin
poder ver nada. En los 200 Mariposa de Beijing, los lentes de Michael se
llenaron de agua y terminó sin muchos problemas contando sus brazadas.
El entrenamiento no es más que el proceso diario de construir
confianza para que el atleta logre visualizarse como lo que quiere
llegar a ser. Para ser un gran campeón, visualizar el éxito es el factor
clave de todo el repertorio.
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